lunes, 12 de marzo de 2007

Teatro de operaciones

La Cochera propone un acto en conmemoración del 25º aniversario de la Guerra de Malvinas. Los recuerdos entran en el guión colectivo bajo la dirección de Paco Giménez.


Es más sencillo adelantar que la próxima obra de Paco Giménez y La Cochera no será una representación, que no será una proclama, ni confesión ni juicio, ni expiación ni reparación histórica. Los que no fuimos se define por negación, desde el título.

En torno a la mesa, varios actores cuentan cómo se encontraron con el tema de la Guerra de Malvinas. Paco Giménez recibió un llamado del doctor Maravilla, del servicio de salud mental del Hospital San Roque y el Neuropsiquiátrico. Especialista en terapias postraumáticas y con un hondo conocimiento de las secuelas de la guerra en los ex combatientes, el médico sembró el interés en el director que llevó la inquietud a su grupo de actores.Giménez hizo la convocatoria para esta obra con hombres. Como siempre, la dramaturgia corre por cuenta de Paco, que reescribe los textos de los actores.

"Maravilla se preguntaba qué otras cosas pueden sumarse a la terapia, que no sean los procedimientos conocidos para el bloqueo traumático. Esa sensibilidad por la problemática también se relaciona con los 25 años, una fecha para la movida", dice el director. Una sola mujer integra el equipo de Los que no fuimos. Graciela Mengarelli tiene a su cargo el entrenamiento del cuerpo y el movimiento. La actriz vuelve a armar dupla con Giménez, conocedora del sello estético de La Cochera. Ella ofrece una visión lúcida en torno a los conflictos en que se pone el cuerpo.

"Una cosa tiene que quedar clara: nosotros no participamos del horror, físicamente. Frente a los testimonios tremendos sólo queda sobrecogerse. Nos queda el imaginario", señala Paco.

El grupo investigó donde pudo: en diarios, revistas, archivos, o bien porque estuvieron indirectamente relacionados con el sur. Hugo Olmos era en 1982 jefe de la biblioteca logística de la Fuerza Aérea. "Yo era de los que creían que los ingleses se iban a cagar de frío", dice el actor. En el trabajo Hugo jugaba al teatro de operaciones sobre el mapa de la pared, hasta que unos días antes de la rendición los empleados vieron un documental de los ingleses y así se enteraron de que la guerra estaba perdida de entrada.

Cada actor va contando qué grado de apego tiene a la propuesta y qué le pasó con el tema. "No podíamos arrogarnos ser portavoces porque nosotros no pusimos el cuerpo. En el teatro, alucinamos que ponemos el cuerpo, embebidos de información o de vivencias próximas", señalan.

Graciela Mengarelli apunta mientras la mesa se va agrandando: "En este país, el cuerpo social existe. El martirio y la humillación fueron vividos por todos. Y nos quedó la vergüenza. Uno no se da cuenta de dónde quedaron las heridas".

En busca del género. Después del proceso de improvisaciones y cuando cada actor empezó a desarrollar su rol en la obra, Paco debió decidir cómo unía esos trozos de memoria e información.

"La conmemoración es el género: recordar en compañía de otros, porque los que vengan a la obra ya saben a qué nos referimos. Hace unos días veía que los chiítas se flagelan porque conmemoran el padecimiento del nieto de Mahoma. Es un acto, un homenaje desde el teatro. Nosotros, ¿cómo podemos ayudar, terapéuticamente? Con la fantasía, por ejemplo, de que se produce el desbloqueo. Todo aquello que es imposible en la realidad puede suceder en el teatro", dice Giménez.

Así, si de jugar a imposibles se trata, la madre puede interrogar al que mandó a la muerte a su hijo; los chocolates y los abrigos (de la colecta) llegan a destino.

Formas de alucinar. La Cochera presentará un espectáculo fuertemente alegórico que incluye un viaje ficticio, protagonizado por un militar.

Walter Garabano es el actor de mayor edad. "Tiene la edad de los que enviaron los chicos a la guerra. Con respecto a ese personaje, está presente la arteroesclerosis (típica de la Argentina por el alto consumo de carne, dicen). Su viaje ficticio es que alucina como militar, se mimetiza. En él se da el juego doloroso que vemos en las personas con arteroesclerosis. En ese sentido, la obra es como un juego de prestidigitación, también con el tiempo, a 25 años de la guerra", explica Paco, en medio de una charla que refleja muchas pequeñas historias, las de los actores con el tema.
Alguien leyó Los pichiciegos, de Fogwill; o Viaje al infierno de un soldado inglés; ellos saben de los suicidios de ambos lados; o, como Néstor, aluden a las otras tantas guerras que cada uno anda luchando. David Gerber, por ejemplo, es clase ‘63. No fue a Malvinas. Dice que no sabe si llamar casualidad al encuentro, en este tiempo, con ex compañeros de colimba, mientras prepara su trabajo en La Cochera. Su personaje promueve una guerrita de juguete. "Esos chicos eran niños, que no sabían qué hacer con el fusil. En el juego se les fue la vida. Otros, siguen en la isla y ya no pueden salir de ahí", dice David. A Olmos, en cambio, le llamó la atención la figura de Margaret Thatcher y su popularidad después de la guerra.

El grupo dirigido por Paco supone que este planteo sobre Malvinas, que presentará el lunes 2 de abril, puede captar a un público más amplio. Por el barrio (Güemes) les han dicho: "A ésa la voy a ir a ver".


Fuente: http://www.lavoz.com.ar/

Foto (LaVoz / Walter Reinaudo): http://www.lavoz.com.ar/anexos/imagen/07/19778.JPG (El elenco de "Los que no fuimos" en la sala de La Cochera en Barrio Güemes. Un grupo de actores dispuesto a recordar un episodio relevante de la reciente historia argentina)

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